Película: “Robot Jox”

¡ACTUALIZADA CON UN NUEVO VIDEO! 03-10-2020

Título original: Robot Jox
Año: 1989
Género: Acción, ciencia ficción
Director: Stuart Gordon
Duración: 85 minutos
País de origen: EEUU

Robot Jox fue hija de su co-escritor y director, Stuart Gordon, mejor conocido por su adaptación de “Herbert West, Reanimador” pero que se movió en todo tipo de géneros, incluyendo la ciencia ficción y la comedia. Habiendo visto que estaban de moda las series animadas de robots gigantes peleadores, tales como Transformers, Gobots o Voltron, quiso ser el primero en llevar el concepto a la imagen “en vivo”. Primero consiguió un presupuesto humilde, pero suficiente, de parte de la compañía Empire Pictures, de Charles Band, un tipo tan de serie Z que hace que Roger Corman parezca James Cameron. Luego consiguió que un buen amigo suyo, el escritor de ci-fi Joe Haldeman (autor de “La guerra interminable”) le escribiese el guión.

Y a partir de aquí se fue todo al cuerno, porque Gordon y Haldeman estuvieron muy peleados respecto a cómo abordar la historia de la película. Haldeman quería hacer “La guerra interminable” con robots; una reflexión seria, verosímil y creíble acerca de las consecuencias materiales y psicológicas que tenían los combates entre máquinas sobre sus pilotos. Gordon buscaba una de robots pegándose, explosiones y “América” ganando la Guerra Fría. Hasta el sol de hoy, Haldeman desprecia la película, habiéndola descrito una vez como “igual a tener un hijo que naciera normal y luego sufriera daño cerebral”. Pero lo peor fue la bancarrota de Empire Pictures, que provocó que la película, terminada en 1987, no se estrenara sino hasta después de que tanto los robots gigantes como la Guerra Fría pasaran de moda. Fue un fracaso de taquilla y las pocas críticas que tuvo fueron negativas.

Hoy en día se la emplea en comparaciones con las de Transformers de Michael Bay, destinadas exclusivamente a poner a estas últimas como peores. Pero tiene méritos que a continuación deseo exponer.


Estamos situados cincuenta años después de la Tercera Guerra Mundial -no dicen el año exacto-. El mundo se divide entre los países que pertenecen a “La Confederación” (la URSS) y los que son de “El Mercado” (EEUU). No hay más guerras; ahora las disputas territoriales se deciden en combates con robots gigantes, cuyos pilotos son los “Robot Jox”, entrenados para pelear en estas máquinas.
El Jox número uno del Mercado es Aquiles (Gary Graham), un tipo “buena gente”, poco inteligente pero de gran corazón; mientras que el más duro de la Confederación es Alexander (Paul Koslo), un ruso maniático y sediento de sangre obsesionado con matar a Aquiles. En la décima y última pelea de Aquiles, Alexander lo tira contra las gradas y mueren trescientas personas. Aunque al final la pelea fue declarada empate, Aquiles queda traumatizado y deja los combates para siempre. Pero se verá obligado a volver cuando Alexander, que sigue siendo un loco hambriento de muerte, amenace con matar a Atena (Anne-Marie Johnson), creada genéticamente y primera Jox mujer, a su vez obsesionada con ocupar el puesto de Aquiles como mejor Jox del momento.

La película es como RoboCop o Invasión (Starship Troopers) si hubieran sido hechas en serio, en vez de “en broma pero que nadie se dé cuenta”. Los personajes son caricaturas humanas -Alexander es un villano de Rambo, el estratega táctico del Mercado es un estereotipo de vaquero con sombrero y todo, Aquiles tranquilamente podría resultar ser de Buenos Aires y decir “mátenlos a todos”, Atena es como Spock mezclado con Khan…-, sus motivaciones son más insinuadas que explícitas, y sus intérpretes son apenas lo mínimo que se despacha -aunque seguro que Paul Koslo la pasó de maravilla fingiendo acento ruso-. Hay detalles como que EEUU se llame “Mercado”, que la tasa de natalidad ha descendido a tal nivel que existen campañas concientizadoras exhortando a las mujeres a salir embarazadas, o que Aquiles nunca se leyó el contrato en el que accedía a participar en diez peleas porque no sabe leer ni escribir, o que Alexander siempre mate cruelmente a sus adversarios en contra de las reglas pero que nadie lo haya sancionado por ello;pero no están puestos ahí en clave de humor. Su propósito parece ser enriquecer el mundo de la película, en vez de ridiculizarlo.
Es posible que esa haya sido la intención desde el primer momento, y crea la sensación de que nadie -excepto tal vez Haldeman- se dio cuenta de las implicaciones que ello tenía. Es cuanto menos curioso ver una película que plantea un futuro distópico por puro gusto, tomando elementos de una sociedad (entonces) presente estropeada y simplemente incorporándolos a un mundo “emocionante” y llamativo, en contraste con otras visiones de futuro distópico que hacían lo mismo pero por pesimismo, o a manera de advertencia, tanto de antes como de después -Blade Runner, Soylent Green, La fuga de Logan, o la misma Invasión-.

Y sin embargo, yo creo que esta es mejor película hollywoodense de robots gigantes en live-action que Titanes del Pacífico (Pacific Rim). A diferencia de aquélla. Robot Jox tiene un ritmo veloz que le dedica el tiempo necesario a cada fase de su argumento; el inicio, el nudo y el desenlace. Ochenta y cinco minutos que se reparten bien entre la presentación de los personajes y la primera pelea de robots, el conflicto de Aquiles con Atena y consigo mismo, y finalmente la segunda -y última- pelea de robots. La historia no daba para más tiempo y por lo tanto no pretendieron que diera para más tiempo (Pacific Rim, en cambio, era un tercer acto de casi dos horas y quince minutos, con muchísima menos historia que ésta y personajes aún más de cartulina).

Efectivamente, apenas hay dos peleas de robots en toda la película -en realidad, apenas hay dos robots en toda la película-. Duran muy poco, pero están muy bien hechas. Y es que, como se espera de una película como esta, las verdaderas estrellas de la función son el diseño artístico y los efectos especiales. Hay cosas como un automóvil que vuela, interiores de las cabinas de los robots, pantallas azules relativamente bien disimuladas -Industrial Light and Magic ya lo hacía- y animación de miniaturas con la técnica “cuadro por cuadro” para crear a los robots en movimiento. Esta última técnica se reconoce más por la labor de Ray Harryhausen, pero aquí está muy bien utilizada ya que el movimiento es sumamente fluido, y, por lo mismo, pausado, lográndose así la ilusión de máquinas enormemente pesadas y potentes. Aunque soy muy admirador de los actores disfrazados y tomados en cámara lenta -“tokusatsu”, lo llaman-, esta manera de abordar el efecto me ha resultado gratamente convincente. ¡Ojalá hubiera marcado pauta esta película y que se hubieran hecho más con su misma temática y efectos!

Un video de la primera pelea para que vean a lo que me refiero.


Es fácil darse cuenta de que el libretista era un escritor de ciencia ficción, porque los controles de los robots quizás podrían llegar a ser reales si la tecnología llegara a avanzar lo suficiente. El método consiste en asegurarse con un soporte de metal por la cintura, y luego arrastrar los pies por un sensor de metal para caminar y mover unas palancas de control para los brazos, mismas que tienen botones para disparar las armas. Los robots demuestran, en principio, poder caminar, dar golpes y disparar armas, de modo que sus funciones se corresponden con sus controles. Eso me parece el mejor método de control de un robot gigante que he visto en la ficción.

El trailer de la película en VHS.

En conclusión: Robot Jox tiene un argumento pobre, poco pensado y sin mucho de lo que prometen la carátula o el trailer -peleas de robots-, pero que se pasa volando, y con un diseño artístico muy bien realizado a pesar de los pocos medios con los que contó. Recomendada por las peleas de robots.